5 Salmos para orar por la mañana 🙏🙏 comenzando el día con Dios ☀☀☀ 2021




Salmos 5

Comenzando el día con Dios

Señor, Rey mío y Dios mío, escucha mis palabras, atiende a mis gemidos, oye mis súplicas, pues a ti elevo mi oración.  

De mañana escuchas mi voz; muy temprano te expongo mi caso, y quedo esperando tu respuesta.   

No eres tú un Dios que se complace en lo malo; los malvados no pueden vivir a tu lado, ni en tu presencia hay lugar para los orgullosos.
Tú odias a los malhechores, destruyes a los mentirosos y rechazas a los traidores y asesinos.

En cambio yo, por tu gran amor, puedo entrar en tu templo; ¡puedo adorarte con toda reverencia mirando hacia tu santo templo!

Señor, por causa de mis enemigos guíame en tu justicia, llévame por el buen camino.

Ellos nunca hablan con sinceridad; ¡están corrompidos por dentro!
Sepulcro abierto es su garganta; ¡su lengua es mentirosa!

Castígalos, Dios mío! ¡Haz que fracasen sus intrigas!
Recházalos por sus muchos pecados, porque se han rebelado contra ti.

Alégrense los que buscan tu protección; canten siempre de alegría porque tú los proteges.
Los que te aman, se alegran por causa tuya, pues tú, Señor, bendices al que es fiel; tu bondad lo rodea como un escudo.

 

Señor, mi Dios, en ti busco protección; ¡sálvame de todos los que me persiguen! ¡Líbrame, pues son como leones; no sea que me despedacen y no haya quien me salve!

Señor, mi Dios, ¿en cuál de estas cosas he incurrido? ¿Acaso he cometido un crimen?

¿Acaso he pagado a mi amigo mal por bien? ¿Acaso he oprimido sin razón a mi enemigo? 

De ser así, que mi enemigo me persiga; que me alcance y me arrastre por el suelo, y que haga rodar por el suelo mi honor.

¡Levántate, Señor, con furor! ¡Haz frente a la furia de mis enemigos! Tú, que has decretado hacer justicia, ¡ponte de mi parte!

Rodéate del conjunto de las naciones y pon tu trono en lo alto, por encima de ellas.

Señor, tú juzgas a las naciones: júzgame conforme a mi honradez; júzgame conforme a mi inocencia.

Dios justo, que examinas los pensamientos y los sentimientos más profundos, ¡pon fin a la maldad de los malvados, pero al hombre honrado manténlo firme!

Mi protección es el Dios altísimo, que salva a los de corazón sincero.

Dios es un juez justo que condena la maldad en todo tiempo.

Si el hombre no se vuelve a Dios, Dios afilará su espada; ya tiene su arco tenso, ya apunta sus flechas encendidas, ¡ya tiene listas sus armas mortales!

Miren al malvado: tiene dolores de parto, está preñado de maldad y dará a luz mentira.

Ha hecho una fosa muy honda, y en su propia fosa caerá. ¡Su maldad y su violencia caerán sobre su propia cabeza!

Alabaré al Señor porque él es justo; cantaré himnos al nombre del Señor, al nombre del Altísimo.

 

Salmos 9 

Alabanzas a la justicia de Dios

Oh Señor, quiero alabarte con todo el corazón y contar tus muchas maravillas.

Oh Altísimo, por ti quiero gritar lleno de alegría; ¡quiero cantar himnos a tu nombre!

Mis enemigos huyen delante de ti; caen y mueren.

Tú eres juez justo: te has sentado en tu trono, para hacerme justicia. Has reprendido a los paganos, has destruido a los malvados, ¡has borrado su recuerdo para siempre!

El enemigo ha muerto, y con él han muerto sus ciudades;
tú las destruiste, y no quedó de ellas ni el recuerdo. 

Pero el Señor es Rey por siempre; ha afirmado su trono para el juicio: juzgará al mundo con justicia, dictará a los pueblos justa sentencia.

El Señor protege a los oprimidos; él los protege en tiempos de angustia. Señor, los que te conocen, confían en ti, pues nunca abandonas a quienes te buscan.

Canten himnos al Señor, que reina en Sión; anuncien a los pueblos lo que ha hecho.

Dios se acuerda de los afligidos y no olvida sus lamentos; castiga a quienes les hacen violencia.

Señor, ten compasión de mí, mira cómo me afligen los que me odian, ¡sácame de las puertas de la muerte!

Y así, a las puertas de Jerusalén, diré a todo el mundo que tú eres digno de alabanza, y que yo soy feliz porque me has salvado. 

Los paganos caen en su propia trampa; sus pies quedan atrapados en la red que ellos mismos escondieron.

El Señor se ha dado a conocer: ¡ha hecho justicia!
El malvado queda preso en la trampa tendida por él mismo 

Los malvados y paganos, los que se olvidan de Dios, acabarán en el reino de la muerte; pues no siempre serán olvidados los pobres, ni para siempre se perderá su esperanza.

Levántate, Señor; no consientas la altanería del hombre; ¡juzga a los paganos en tu presencia!

Hazles sentir temor, Señor; ¡hazles saber que no son más que hombres!

 

No hay mejor herencia

¡Cuida, oh Dios, de mí, pues en ti busco protección!

Yo te he dicho: «Tú eres mi Señor, mi bien; nada es comparable a ti.»

Los dioses del país son poderosos, según dicen los que en ellos se complacen, los que aumentan el número de sus ídolos y los siguen con gran devoción. ¡Jamás tomaré parte en sus sangrientos sacrificios!
¡Jamás pronunciaré sus nombres con mis labios!

Tú, Señor, eres mi todo; tú me colmas de bendiciones; mi vida está en tus manos.

Primoroso lugar me ha tocado en suerte; ¡hermosa es la herencia que me ha correspondido!

Bendeciré al Señor, porque él me guía, y en lo íntimo de mi ser me corrige por las noches.

Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer.

Por eso, dentro de mí, mi corazón está lleno de alegría.

Todo mi ser vivirá confiadamente, pues no me dejarás en el sepulcro, ¡no abandonarás en la fosa a tu amigo fiel!

Me mostrarás el camino de la vida. Hay gran alegría en tu presencia; hay dicha eterna junto a ti.

Señor, mi protector, ti clamo.
¡No te niegues a responderme! Pues si te niegas a responderme, ya puedo contarme entre los muertos.

Oye mis gritos cuando te pido ayuda, cuando extiendo mis manos hacia tu santo templo.

No me arrastres junto con los malvados, no me hagas correr la suerte de los malhechores, que por fuera se muestran amistosos pero por dentro son todo maldad.

Dales su merecido, conforme a sus malas acciones; págales con la misma moneda, conforme al mal que han cometido.

Ya que no tienen presentes las cosas que hizo el Señor, ¡que él los destruya y no los vuelva a levantar!

¡Bendito sea el Señor, que ha escuchado mis ruegos!
El Señor es mi poderoso protector; en él confié plenamente, y él me ayudó.
Mi corazón está alegre; cantaré y daré gracias al Señor.

El Señor es la fuerza de su pueblo; es ayuda y refugio de su rey escogido.

Salva a tu pueblo, Señor; bendice a los tuyos.
Cuídalos como un pastor; ¡llévalos en tus brazos para siempre!

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