Salmos 32
Dios habla hoy
Confesión y perdón
Feliz el hombre a quien sus culpas y pecados
le han sido perdonados por completo.
2 Feliz el hombre que no es mal intencionado
y a quien el Señor no acusa de falta alguna.
3 Mientras no confesé mi pecado,
mi cuerpo iba decayendo
por mi gemir de todo el día,
4 pues de día y de noche
tu mano pesaba sobre mí.
Como flor marchita por el calor del verano,
así me sentía decaer.
5 Pero te confesé sin reservas
mi pecado y mi maldad;
decidí confesarte mis pecados,
y tú, Señor, los perdonaste.
6 Por eso, en momentos de angustia
los fieles te invocarán,
y aunque las aguas caudalosas se desborden,
no llegarán hasta ellos.
7 Tú eres mi refugio:
me proteges del peligro,
me rodeas de gritos de liberación.
8 El Señor dice:
«Mis ojos están puestos en ti.
Yo te daré instrucciones,
te daré consejos,
te enseñaré el camino que debes seguir.
9 No seas como el mulo o el caballo,
que no pueden entender
y hay que detener su brío
con el freno y con la rienda,
pues de otra manera no se acercan a ti.»
10 Los malvados tendrán muchos dolores,
pero el amor del Señor envuelve
a los que en él confían.
11 Alégrense en el Señor,
hombres buenos y honrados;
¡alégrense y griten de alegría!
Salmos 51
Dios Habla Hoy
Oh Dios, ten compasión de mí
por tu gran ternura, borra mis culpas.
2 ¡Lávame de mi maldad!
¡Límpiame de mi pecado!
3 Reconozco que he sido rebelde;
mi pecado no se borra de mi mente.
4 Contra ti he pecado, y sólo contra ti,
haciendo lo malo, lo que tú condenas.
Por eso tu sentencia es justa;
irreprochable tu juicio.
5 En verdad, soy malo desde que nací;
soy pecador desde el seno de mi madre.
6 En verdad, tú amas al corazón sincero,
y en lo íntimo me has dado sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
8 Lléname de gozo y alegría;
alégrame de nuevo, aunque me has quebrantado.
9 Aleja de tu vista mis pecados
y borra todas mis maldades.
10 Oh Dios, ¡pon en mí un corazón limpio!,
¡dame un espíritu nuevo y fiel!
11 No me apartes de tu presencia
ni me quites tu santo espíritu.
12 Hazme sentir de nuevo el gozo de tu salvación;
sosténme con tu espíritu generoso,
13 para que yo enseñe a los rebeldes tus caminos
y los pecadores se vuelvan a ti.
14 Líbrame de cometer homicidios,
oh Dios, Dios de mi salvación,
y anunciaré con cantos que tú eres justo.
15 Señor, abre mis labios,
y con mis labios te cantaré alabanzas.
16 Pues tú no quieres ofrendas ni holocaustos;
yo te los daría, pero no es lo que te agrada.
17 Las ofrendas a Dios son un espíritu dolido;
¡tú no desprecias, oh Dios, un corazón hecho pedazos!
18 Haz bien a Sión, por tu buena voluntad;
vuelve a levantar los muros de Jerusalén.
19 Entonces aceptarás los sacrificios requeridos,
las ofrendas y los holocaustos;
entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.
Salmos 122
Dios Hbla Hoy
Alabanza a Jerusalem
¡Qué alegría cuando me dicen:
«Vamos al templo del Señor»!
2 Jerusalén,
¡ya estamos dentro de tus puertas!
3 Jerusalén, ciudad construida
para que en ella se reúna la comunidad.
4 A ella vienen las tribus del Señor
para alabar su nombre,
como se le ordenó a Israel.
5 En ella están los tribunales de justicia,
los tribunales de la casa real de David.
6 Digan ustedes de corazón:
«Que haya paz en ti, Jerusalén;
que vivan tranquilos los que te aman.
7 Que haya paz en tus murallas;
que haya seguridad en tus palacios.»
8 Y ahora, por mis hermanos y amigos diré:
«Que haya paz en ti.
9 Por el templo del Señor nuestro Dios,
procuraré tu bien.»
Salmos 86
Dios Habla Hoy
Sólo tu eres Dios
Señor, dígnate escucharme,
porque estoy muy triste y pobre;
2 protégeme, pues te soy fiel.
Tú eres mi Dios;
¡salva a este siervo tuyo que en ti confía!
3 Señor, ten compasión de mí,
que a ti clamo a todas horas.
4 Señor, alegra el ánimo de este siervo tuyo,
pues a ti dirijo mi oración.
5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonas;
eres todo amor con los que te invocan.
6 Señor, escucha mi oración,
¡atiende mi plegaria!
7 En mi angustia clamo a ti,
porque tú me respondes.
8 ¡No hay dios comparable a ti, Señor!
¡No hay nada que iguale a tus obras!
9 Oh Señor,
tú has formado a todas las naciones,
y ellas vendrán a ti para adorarte
y para glorificar tu nombre.
10 Porque sólo tú eres Dios;
¡tú eres grande y haces maravillas!
11 Oh Señor, enséñame tu camino,
para que yo lo siga fielmente.
Haz que mi corazón honre tu nombre.
12 Mi Señor y Dios,
te alabaré con todo el corazón
y glorificaré siempre tu nombre.
13 ¡Inmenso es tu amor por mí!
¡Me has librado de caer en el sepulcro!
14 Oh Dios,
una banda de insolentes y violentos,
que no te tienen presente,
se han puesto en contra mía y quieren matarme.
15 Pero tú, Señor,
eres Dios tierno y compasivo,
paciente, todo amor y verdad.
16 Mírame, ¡ten compasión de mí!
¡Salva a este siervo tuyo! ¡Dale tu fuerza!
17 Dame una clara prueba de tu bondad,
y que al verla se avergüencen los que me odian.
¡Tú, Señor, me das ayuda y consuelo!
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